El lenguaje HTML puede ser creado y editado con cualquier editor de textos básico, como puede ser Gedit en GNU/Linux, el Bloc de notas de Windows, o cualquier otro editor que admita texto sin formato como GNU Emacs, Microsoft Wordpad, TextPad, Vim, Notepad++, entre otros.
Existen, además, otros editores para la realización de sitios web con características WYSIWYG (What You See Is What You Get, o en español: «lo que ves es lo que obtienes»). Estos editores permiten ver el resultado de lo que se está editando en tiempo real, a medida que se va desarrollando el documento. Ahora bien, esto no significa una manera distinta de realizar sitios web, sino que una forma un tanto más simple, ya que estos programas, además de tener la opción de trabajar con la vista preliminar, tiene su propia sección HTML, la cual va generando todo el código a medida que se va trabajando. Algunos ejemplos de editores WYSIWYG son KompoZer, Microsoft FrontPage o Adobe Dreamweaver.
Combinar estos dos métodos resulta muy interesante, ya que de alguna manera se ayudan entre sí. Por ejemplo, si se edita todo en HTML y el desarrollador olvida algún código o etiqueta, basta con dirigirse al editor visual o WYSIWYG y se continúa ahí la edición o viceversa, ya que hay casos en que resulta más rápido y fácil escribir directamente el código de alguna característica que el usuario desea adherir al sitio que buscar la opción en el programa mismo.
Existe otro tipo de editores HTML llamados WYSIWYM que dan más importancia al contenido y al significado que a la apariencia visual. Entre los objetivos que tienen estos editores es la separación del contenido y la presentación, fundamental en el diseño web.
HTML utiliza etiquetas o marcas, que consisten en breves instrucciones de comienzo y final, mediante las cuales se determina la forma en la que debe aparecer en su navegador el texto, así como también las imágenes y los demás elementos, en la pantalla del ordenador.
Seleccionando la opción «ver código fuente» en el navegador, se puede ver realmente la información que está recibiendo el navegador web y cómo la está interpretando.
Captura del inspector de página de Firefox.
Por ejemplo: en Internet Explorer o en Firefox, simplemente hay que desplegar el menú «ver» y luego elegir «código fuente», mientras que en Chrome presionar Ctrl+U. De esta forma, se abrirá el editor de texto configurado como predeterminado en el sistema con el código fuente de la página que se esté viendo en ese momento en el explorador. Otra forma más rápida consiste en hacer clic con el botón derecho del ratón en cualquier punto del área donde el navegador muestra la página web y elegir «ver código fuente».
Aparte de poder ver el código fuente HTML de una página web con las opciones antes descritas, Internet Explorer, Firefox y Google Chrome incorporan también unas herramientas conocidas como inspectores de página que se puede activar con F12.
Con estas herramientas es posible visualizar una página web y seleccionar dentro de ella un elemento concreto del cual queremos conocer cuál es el código HTML con el que está hecho señalando el elemento en cuestión simplemente con el ratón. Al hacer esto, el código se mostrará en un área especial dentro del navegador en el que el usuario podrá ver el código HTML en cuestión (ver imagen), además, de las reglas CSS que aplican a ese código HTML en concreto. Este tipo de análisis resulta sumamente instructivo para aprender a desarrollar en HTML.
Para el navegador Firefox, además, existe como alternativa a la herramienta nativa el plugin Firebug, muy similar a la herramienta que Firefox incorpora por defecto.
El diseño en HTML, aparte de cumplir con las especificaciones propias del lenguaje, debe respetar ciertos criterios de accesibilidad web, siguiendo unas pautas o las normativas y leyes vigentes en los países donde se regule dicho concepto. Se encuentra disponible y desarrollado por el W3C a través de las Pautas de Accesibilidad al Contenido Web 1.0 WCAG (actualizadas recientemente con la especificación 2.0),21 aunque muchos países tienen especificaciones propias, como es el caso de España con la Norma UNE 139803